San Moisés el negro, era un esclavo de un oficial del gobierno en Egipto, quien lo despidió por robo y sospecha de homicidio. Él se convirtió en el líder de una pandilla de bandidos quienes vagaban por el valle del Nilo, sembrando el terror y la violencia. Tenía una figura inmensa e imponente. En una ocasión un hombre lo descubrió en un robo lo cual lo molestó mucho. Al siguiente día el nado a través del Nilo (un acto increíble) con un cuchillo en su boca, su intención era la de asesinar al tipo. Cuando llegó a su casa el tipo había escapado (habiendo obviamente escuchado algunas de las peripecias anteriores de Moisés). San Moisés, en vez, asesinó a cuatro de sus ovejas, antes de colocarse el cuchillo en la boca y nadar de regreso. Poco después de que la ley empezara a seguirle los pasos él se escondió en un monasterio. La influencia de los monjes fue tan grande que él se convirtió y se volvió un monje.
Pero la historia no termina ahí, algunos años después un grupo de
ladrones quería robar el monasterio donde San Moisés estaba viviendo. El
los sorprendió fuera de guardia y arrasó con ellos. El arrastró los
cuerpos ensangrentados hasta donde el monje director para preguntarle
qué hacer (sabiendo que no era una cosa de monjes matarlos). El director
del monasterio le dijo que los perdonara y los enviara lejos, lo cual
sorprendió a los ladrones tanto que ellos se disculparon, se
convirtieron y se volvieron monjes también. Él eventualmente murió a
manos de un grupo de guerreros que atacaron el monasterio cuando él
tenía 75 años pero no antes de que el lograra ayudar a 70 de los monjes a
escapar. San Moisés decidió quedarse atrás con otros cuantos monjes y
enfrentar a los guerreros.
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